Personajes imperfectos y por qué los amamos

Augh. Personajes perfectos.

Me encuentro por unos y ya mi garganta me aprieta. Si agarro un libro con un personaje perfecto, es seguro que no lo termino.

Puedo odiar a un personaje. Puedo amarlo y también decir, “¡¡¡Pero mirá que nabo que es este ser, por favor!!! ¡¡¡La cagada que se está por mandar!!!”. Y esos sí te los voy a leer.

¿Por qué?

¡Porque uno tampoco es perfecto!

Los protagonistas imperfectos no solo son más interesantes, sino también más reales y cómo sus fallos pueden hacer que las historias sean memorables.

Pero entonces, ¿cómo escribimos personajes imperfectos?

Qué hace que un personaje sea imperfecto

La imperfección no es solo el cometer un error. La imperfección tiene que ver con nuestra condición compleja de seres humanos. Nos pasan tantas cosas y somos capaces de sentir tantas emociones contradictorias, que cometer un error es el resultado natural de todo lo que nos puede estar pasando por dentro.

Un buen personaje necesita de esa complejidad. Necesita las dudas que tenemos todos, necesita tener miedos, ideas equivocadas y tener que hacerse cargo de sus cosas.

Clara, por ejemplo, no es un ser malvado. Solo quiere un mundo mejor y se deja llevar por su frustración para empezar a hacer la máquina de dominación mundial.

Por qué conectamos con lo imperfecto

Ya desde la época en que las historias eran contadas de forma oral alrededor de una fogata, tenían como objetivo enseñarnos o mostrarnos alguna cosa.

En esa época, tenía mucho que ver con la vida de dioses e intentar dar con la explicación a eventos naturales —el comienzo de las religiones—, pero pronto empezaron a retratar la vida de las personas. Especialmente, cuando eran personas de la nobleza, se esperaba que mostrase valores altos. Eran el ejemplo a seguir, por más dramático que fuese el asunto.

Con el tiempo, las historias fueron evolucionando y cada vez nos fuimos encontrando más y más en los personajes que vivían estas historias. Ya no eran solo gente importante sufriendo traiciones y complots. Era la hija de una familia de un pueblo alejado que tenía que encontrar un marido para sobrevivir, aunque se niegue a casarse con cualquiera.

Era un joven encontrándose con que puede cometer las mayores atrocidades y no sufrir ninguna consecuencia.

Un triángulo amoroso inventado por una de sus partes y que deja en medio a una mujer bastante harta, con una actitud de, “¿Ah, sí? ¿Vas a seguir jodiendo con esto? Que así sea entonces”. Solo que al final no pasa nada.

Si sabés cuál es este último, quiero que sepas que odié a los tres personajes, pero que obra maestra.

En mis propios cuentos, en Danzando con el volcán, la protagonista no es una heroína que lo tiene todo resuelto. Es una madre soltera al borde del colapso que encuentra la fuerza para seguir adelante.

La belleza de los personajes imperfectos

Se trata de verse uno reflejado en algún aspecto de dicho personaje.

El personaje imperfecto nos enseña a reconciliarnos con nuestra propia humanidad. Nos ayuda a aceptar nuestras propias fallas. Nos enseña a tenernos compasión y a tener el coraje de admitir culpas y buscar enmendar cualquier daño que podamos hacer. Nos muestra que tenemos más fuerza de la que creíamos tener.

El personaje imperfecto nos ayuda a ser mejores seres humanos.

Cómo darle vida a tu personaje imperfecto

Dale una meta clara, pero no fácil

Hasta los personajes perfectos tienen metas, así que este es un punto de partida común para todo el mundo. Tu personaje tiene que querer algo. Y ese algo no tiene que ser algo que pueda obtener así no más.

Clara quiere mejorar el mundo.

Maya quiere que Clara sea feliz.

Que el camino para conseguir su objetivo los enfrente a sus miedos e inseguridades

No sé si mi hermano o mi psicóloga —posiblemente ambos—, pero ellos me saben decir lo siguiente:

Si no sos capaz de enfrentar esta situación, la vas a volver a sufrir más adelante, y seguro que todavía peor —dicho, sobre todo, en el ámbito de ponerle límites a las personas, pero aplica.

En el camino de tu protagonista hacia su meta, va a tener que enfrentar a cosas que la van a hacer dudar de sí mismo/a/e. Es importante que estos obstáculos que tengan lo hagan cuestionarse, que sean oportunidades para que aprenda y crezca, pero acá el truquillo. No tienen que superarlo a la primera.

A Clara le roban el reconocimiento por la creación del Compuesto X y ella… se queda callada. Una y otra vez, deja que este compañero de trabajo se regodee de esta situación. Inclusive Gustavo le dice, cuando descubre lo que quiere hacer, que deje de intentar escapar de sus problemas con ideas irracionales y que se defienda de una vez. Pero no lo hace. Tiene miedo. No se cree capaz.

Maya va viendo como más gatos empiezan a acercarse ella y, como consecuencia, a Clara. La atención que ella le da a los nuevos michis no le gusta ni un poco, porque Clara es su humana.

Tiene que equivocarse

¿Te acordás de las clases de matemáticas de la escuela?

Tu profe explicaba un nuevo tipo de cálculo o ecuación y se pasaban una semana entera practicándola para que realmente incorporaras el concepto en tu cerebro.

Lo mismo pasa con las lecciones que tienen que aprender tus personajes.

Necesitan pasar por algo varias veces hasta que al fin puedan superarlo de verdad.

Matías, el compañero de Clara que se lleva el crédito por el Compuesto X, busca constantemente robarles las creaciones a Clara y a Gustavo. Y Clara va a tener que aprender a defenderse… o no.

No todos los personajes aprenden la lección

Parte de ser humanos es que uno no siempre aprende las lecciones que tiene que aprender. Y, aunque lo ideal sería que si lo hiciéramos en la vida real, a veces está bueno ver que tus personajes no lo hacen y que sufren las consecuencias por seguir cometiendo los mismos errores una y otra vez.

Y aunque los errores nos frustren, son ellos los que hacen que los personajes se sientan reales. De hecho, cometer errores es una de las formas más humanas de aprender.

Los personajes imperfectos nos permiten explorarnos a nosotros mismos

Y esta es una de las riquezas más grande que la literatura nos puede dar. No son solo historias. Son oportunidades de pararnos frente a determinadas situaciones —a veces completamente ajenas a nosotros, a veces no— y permitirnos explorar desde la seguridad de nuestro lugar de lectura como otro reaccionaría a ellas, para analizar qué haríamos nosotros en ese lugar.

Porque al final, todos somos un poco como nuestros personajes imperfectos: aprendemos, nos equivocamos y seguimos adelante… con un poco de caos y muchas historias que contar.

¿Tenés algún personaje imperfecto favorito? Compartilo en los comentarios.

Cuentos cortos para que leas hasta en la fila del super.

    Respeto tu privacidad. Te podés desuscribir cuando quieras.

    Siguiente
    Siguiente

    El caos y el orden en la vida y la escritura